marzo 03, 2012

Hugo, o de cómo un gran director puede tropezar con una película


¿Y ese que no es Frodo?, preguntó. Era domingo. Más tarde, en un teatro de Hollywood, la película que había despertado esa duda sería premiada con cinco Oscar por méritos técnicos: cinematografía, decorados, mezcla de sonido, edición de sonido y efectos visuales. Muy discutibles, todos.

Hugo, o la La invensión de Hugo Cabret, se estrena en mi país antes que The Artist, The Descendants o Midnight in Paris. ¿La razón? Taquilla. Dinero. Y no me sorprende, pues lo esperaba, pero me molesta.

Como mencioné, ya la vi. Fue la última de las nueve nominadas al Oscar como mejor película que vi. No la vi en 3D sino en casa de mi madre rodeado de mucha gente, y fue el mismo día de la premiación. Le gustó a la mayoría. Es una película familiar con un contenido muy bello, sí. Es, como The Artist, una carta de amor al cine mudo, pero escrita diferente, muy muy muy diferente.

La vi en familia porque es de las que se pueden ver con niños. Desde The Age of Innocence (1993), una película de Martin Scorsese era certificada como PG, no PG-13, que es para mayorcitos. Esta sería la segunda, después de Kundun (1997) donde uso un niño como protagonista. Ni The Age of Innocence ni Kundun eran para niño, Hugo si lo es, aunque no tanto.

Hugo no me gusto.

Dicen que Scorsese filma en 3D mejor que Jim Cameron, no sé. Es un homenaje a la innovación cinematográfica, teniendo como referente a Georges Melies, sí. Es una lección sobre historia del cine, sí. ¿Es una lección de cine? No.  Hay trampa en ese asunto, aunque haya sido aclamada por la industria, parte de la crítica y cinéfilos.  Justamente en eso está la trampa: en hacer parecer que se debe apreciar por la referencia directa a los inicios del cine y sus innovaciones, o que solo por tratar del cine de Melies debe considerarsele algo más.

No.

Como homenaje, bien. Como cine(arte), no.

Quien leyó la novela en que está basada la película debió pensar que llevarla a la pantalla grande no solo era una buena idea sino una obligación. Se fue a buscar un productor que entendiera de estos temas y luego el financiamiento respectivo. El estudio (Sony primero, Paramount luego) ve que se puede hacer algo interesante con ella y da la plata, pero pone sus condiciones: debe asegurarse la recuperación del dinero, o sea, tienen que hacer una película que haga dinero, mucho dinero. Entonces piensan en nombres...

Esta la pudo filmar Zemeckis que hacen cine de entretenimiento y con métodos menos costosos. ¿Por qué filmarla Martin? ¿Por pasión propia u obsesión? ¿Por demostrar qué? No lo sé. Y no pongo en duda su labor, pero mucho de lo bien que ha quedado esta película, en aspectos técnicos, no se debe precisamente a su forma de filmar.  Eso es evidente. Scorsese no filma así. Es un genio. Es técnico, muy técnico, pero no filma así. Y no hablo de los temas que filma sino de cómo filma.

Hay mucho adorno conceptual en la película pero que solo quienes están acostumbrados/amaestrados al cine y su historia podrán entender. Es difícil que alguien entienda porque del tren estrellándose en la estación o porque la insistencia en el gran reloj en la cinta (de esto hay pistas). Su duración es un poco excesiva para ser una película infantil. A pesar de las referencias históricas, todo puede parecer ficticio e interpretarse como tal. Hay una fijación en tratar de dar una clase de historia de cine que si bien es necesaria para entender todo el asunto, rompe totalmente a línea argumental.

Ya dije antes que todo cineasta debería hacer una película muda como requisito para entender mucho del hacer cine en sus inicios. Scorsese entiende bien eso y lo demuestra fascinado en la cinta, pero dudo que logre fascinar a quienes no tienen idea de eso ni quieren tener idea de eso. Lo demuestra su recaudación.  Con un presupuesto de 170 millones de dólares, a la fecha, y ha empujones, solo ha recaudado 106 millones.

Ni que Johnny Deep aparezca como productor. Ni que Scorsese la dirija. Ni que Ben Kingsley, Jude Law, Ray Winstone, Emily Mortimer, Christopher Lee y Sacha Baron Cohen aparezcan en los créditos. Ni que el niño se parezca a Frodo. Ni lo aplausos de la crítica. Ni los comentarios bobos y desmedidos de los cinéfilos. Ni un globo de oro. Nada de eso ha logrado mejorar las cifras, pero faltaba algo: los Oscar.

¿Mencioné que no me sorprendía que en El Salvador se estrenara ésta antes que otras de las nominadas al Oscar? Pues ya saben la razón. Ya saben la razón por la que se le promociono tanto en esta temporada de premios: recuperar dinero a base del prestigio de los premios ganados.

Es una película bella, sí. Como dije antes, se puede ver con niños. Pero de eso, a decir que es de lo mejor que Martin ha filmado, o decir que es buena solo porque Martin la ha filmado me parece un chiste de mal gusto. Mucha culpa tiene él del presupuesto tan elevado (cero experiencia en 3D).  Mucha culpa tienen quienes le confiaron el trabajo. Creer que por ser un gran director saldrá ileso de cualquier proyecto es de fanáticos o principiantes. War Horse de Spielberg costo 66 millones y ha recaudado 133 millones en todo el mundo. The Artist costo 15 millones y solo en USA recaudo 27 millones. Hasta The Tree of Life, una película más compleja para las audiencias recupero más de lo que costo (esta es mucho cine) y ni Woody Allen se cree que su película recuperara más del doble de lo que costó, y sin empujones.

Se dice que Jim Cameron (Titanic, Avatar), al ver Hugo, telefoneo a Martin para mostrarle sus respetos, para elogiarlo, pero, ¿él qué sabe de arte? Sabrá mucho de técnica cinematografica, jamás lo he discutido, pero de cine-arte nada.

No me escondo. No me gusta el último cine de Scorsese. Me parece que ha vendido su alma al diablo de Hollywood. Su Oscar por The Departed, lejos de parecerme un ya era hora me pareció un insulto a su carrera. Debió rechazarlo, como hizo Marlon Brando. Que le den un premio por un refrito, por muy bien filmado que esté me parece de mal gusto. Por eso dije que la Academia no debía premiarlo por Hugo, por más bella que se presente. 

Martin llegó al revés que Spielberg al Oscar. Este dejó de hacer su cine, filmar sus temas a su manera, para vernderser al visto bueno de la Industria. Spielberg en cambio dejó de filmar como le gustaba a la insdustria y al público y realizo una película que dejó claro que además de filmar bien, sabía hacer cine-arte, cine de autor. The Schindler's List lo demostró.

Georges Melies y los pioneros del cine como técnica-arte merecen un homenaje. Esta película es un gran homenaje, pero creo que pudo hacerse algo mejor, sin necesidad de vender el arte a lo comercial. Los homenajeados no se merecen eso.

Por cierto, quien vea la película con subtítulos tal vez se confunda y piense que la cosa sucede en Inglaterra, por el excesivo acento inglés (descuidado) de muchos de sus personajes. Menos mal que la Torre Eiffel aparece de vez en cuando.

No se confunda. A Scorsese le admiro.

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