Yo, disiento.
Por ejemplo, la siguiente imagen:
En principio, lo evidente es un pájaro que lleva encima un animal. Ese animal, a simple vista puede ser un roedor. Quizá una ardilla. Un ojo conocer (no necesariamente experto), establecerá que el pájaro es un carpintero y el animal es una comadreja. Un ojo experto reconocería a un Picus viridis, macho, con una Mustela nivalis, probablemente hembra, sobre su lomo. Y así.
Lo interesante no es todo eso, sino qué explicación tiene tal imagen, pues resulta sumamente curiosa.
Consideremos algunos pies de foto.
"Carpintero lleva a dar un paseo a su amiga comadreja"
"Comadreja aprovecha vuelo de carpintero para buscar sus crías"
"Carpintero ayuda a comadreja herida..."
"Comadreja intenta aparearse con carpintero en pleno vuelo"
"Carpintero es atacado por comadreja en pleno vuelo"
El pie de foto no necesariamente es un explicación. Es una descripción de escena, con cierto tono explicativo, pero no es una explicación de cómo y por qué se toma la imagen. Puede existir un dato de un cuándo, pero no hay una explicación ampliada que termine definiendo la historia tras la foto.
La historia es otra cosa.
En el artículo La comadreja que voló sobre el lomo del pájaro, de El Mundo, se lee el pie de foto Una comadreja volando sobre un pájaro carpintero. Se reconoce como autor de la foto a Martin Le-May (@KingYamel). Luego, se da un explicación ampliada de la historia que más o menos concuerda con la versión que Le-May dio a BBC y a Metro sobre cómo logró tal foto.
Eva Mosquera, o el responsable de los pie de fotos de El Mundo, incluso conociendo la historia, pusieron un pie de foto que puede estar contando otra historia. Además, la foto, pues, parece un montaje.
No dudo de la historia. Ni de las otras fotos que la respaldan. Le-May, como testigo, cuenta con pruebas que dan fe a su historia, pero esa foto, la foto comentada, la que todo mundo conoce, tiene más pelos de falsa que plumas de real.
Por favor, revise el orden que use al intentar describir la foto. Primero, lo evidente. Luego, el conocimiento. De último, el conocimiento experto.
Un experto en fotografía, conociendo el lugar, la hora, la cámara, la distancia en que se tomó la foto, etc... podría decir si ESA foto es real o no. Un experto en photoshop, sin conocer todos esos detalles, podría distinguir los trucos en poco minutos. Un experto en fauna silvestre podría decirnos si las proporciones son reales, y si la conducta de los animales está mostrada en la imagen. También nos diría si es posible que esos animales estén juntos en el hábitat mencionado por Le-May, y así, en busca de la verdad, podríamos hacer todo un documental sobre la foto de Le-May que, para mi, es una especie de miliciano.
La foto es real. Allí está un hombre con ropas civiles y armamento miliciano, aparentemente cayendo al suelo debido a un disparo. Robert Capa capturo la imagen en 1936 durante la Guerra Civil Española. El fraude no está en eso. El fraude es la explicación de la foto que fue usada como bandera de la Revolución Española.
No es cierta su historia. Da igual el pie de foto que pusieran bajo ella (apareció en la revista Vu, en 1936 junto a otras fotos con pie de página Guerra Civil Española: cómo son abatidos, cómo han huido y en la revista Life en 1937, con pie de foto Leal miliciano en el momento de su muerte).
Quizá ni era una foto de Robert Capa, el hombre, sino de Robert Capa, la sociedad artística formada en esos días por él y su mujer (véase caso Alice Cooper, como ejemplo). El evitaba a toda costa hablar de ella. Su versión: se sentía responsable de su muerte...
Sin ser la prueba final, La sombra del iceberg (2007) aporta mucho a revisar nuevamente la historia de la fotografía. Claro, hay más pruebas, pero el documental ayuda a quien ni es conocer ni experto en el tema a tener una idea de por qué la foto no es lo que se dice de ella.
Allí, también, se pasa de lo evidente, al conocimiento y al conocimiento experto. Y más, al contexto general de la fotografía y su "historia oficial".
Así, hacer un miliciano es hacer un fraude.
Manos arriba, esto es una foto.
Los ojos de un niño no mienten. Los adultos, con el paso del tiempo, aprendemos a disimular, pero siempre se puede ver en los ojos un pista de la realidad. Un niño, en cambio, puede decirnos la verdad incluso cuando nos miente.
La foto anterior muestra un niño con las manos arriba. En principio se ve un varoncito, y no se sabe por qué levanta las manos. Tampoco es muy claro el lugar dónde se tomó.
Fue Nadia Abu Shaban, fotoperiodista palestina, quien la mostró al mundo, pero quien tomó la foto fue Osman Sagirli, un fotoperiodista turco. Él revela que no es niño sino una niña de 4 años llamada Adi Hudea. Explica también que ésta tiene los brazos arriba pues "pensó que la cámara era un arma".
La foto se publicó en diciembre 2014, en Türkiye, uno periódico de Turquía. El 24 de marzo 2015, Nadia la "comparte" en su cuenta de twitter con el Hashtag #Surrended. BBC busca al autor, y consigue su versión: la niña es una refugiada siria que se asustó al verlo con su cámara, pues pensaba que era un arma.
Claro...
La confusión de género puede entenderse por el corte de pelo y el suéter. Algo muy extraño, pues las niñas sirias tienen un código de vestimenta diferente al de los niños, pero quizá esta niña tiene ese corte por protección, como despistando haciéndola ver como niño (están vendiendo niñas sirias). En condición de refugiada, está bastante rellenita, lo que se nota no solo en sus mejillas sonrojadas sino en sus manos, que a propósito tiene cerradas. ¿Qué lleva en las manos? ¿Por qué no las abre?
La foto es un primer plano. El fotógrafo estaba cerca. ¿Realmente no conoce las armas una niña que por efectos del conflicto vive en un campo de refugiados? Si tenía temor del fotógrafo, ¿por qué no corrió antes de que éste llegara cerca? ¿Estaba respondiendo a una pregunta del fotoperiodista, algo como "muéstrame cómo hiciste"? ¿Posaba?
Su expresión, cual Gioconda, es un enigma. Unos ven miedo, otros pena...
Antes he escrito sobre fotos falsas y cómo revisar la historia tras ellas. Hoy, por motivos que desconozco, en ese post no se puede ver las fotos expuestas, y cada vez que actualizo, las fotos son baneadas. Raro.
En otro sitio, aporté pruebas para demostrar que cierto video difundido por Al Jazeera era falso (tomas cerradas, planos cortos, escenografía montada, etc...) pero, de la nada, el post desapareció. Ya no existe. Raro.
En ambos caso, no me equivoqué.
El carpintero y la comadreja
Hay photoshop en esa foto. Y más. La historia es muy curiosa, pero venderla con una imagen como la que muestro a continuación no hubiera resultado:
Es probable que ni Le-May ni Sagirli quisieran hacer un miliciano. Quizá ni el mismo Robert Capa deseaba que esa foto se convirtiera en lo que fue. Fotos tomadas por un motivo, pero usadas para otro. O fotos tomadas con un motivo, sin mostrar la realidad. Quizá Capa sintió que hizo un Juan Diego, que es otra historia. Por eso le incomodaba hablar de esa foto. Aunque no le incomodó lucrarse de ella.
En esos días, las guerras también se ganaban en las radios, en los periódicos y en lo cinematógrafos. Por eso muchos directores de cine iban a la guerra. Filmaban películas. Editaban en salas oscuras y mandaban sus cortes (cortes del director con patrocinio militar) a los cines. Alguna batallas ni se dieron.
Hoy las guerras también se dan en la TV y en las redes sociales. Desinformar o informar parcialmente es parte del plan. En Oriente medio anda mucho periodista y fotoperiodista freelance haciendo guerra, a su conveniencia, a favor del mejor postor o por idealismo.
No me extraña que el eco de la foto surgiera de Nadia Abu Shaban. En Türkiye no tienen la misma agenda de Nadia.
La historia nos ha dado tantas fotos sospechosas, como esta:
Yo, involuntariamente, hice un miliciano. Un día me mostraron una foto vieja donde aparecían dos niños sosteniendo un balón. ¿Y estos?, pregunté. Son tus tíos B y E cuando eran niños, me dijeron. Quedé muy sorprendido porque de niños ellos fueron muy pobres, y que hubiera una foto de ellos juntos me resultaba hasta irreal. Examiné la foto, y dudé; pero quien me decía tal cosa lo hacía muy seriamente.
Desde niños andaban siempre juntos, dijo. Y como desde que tenía razón siempre los había visto juntos, no dude más.
Todo el día tuve la foto en mis manos, examinandola. En la tarde, fui a casa de uno de ellos a mostrarsela. Por algo que no pregunté, estaban disgustados entre ellos. Sin embargo, al ver la foto, los ojos de B mostraban mucho asombro. ¡Sí, somos nosotros!, me dijo. Le deje la foto, explicando que llegaría más tarde por ella. Mi sorpresa en la noche fue encontrar a ambos tíos conversando, riendo y viendo la foto.
"Creo que eso fue en tal lugar", "Esa pelota era de tal persona", "Allí no había nacido aquel o aquella". Así decían. Entre dudas y recuerdos varios. No quise quitarles la foto, pues hasta hablaron de ampliarla.
Cuando llegué a casa, quien me había mostrado la foto me la pidió. Yo, tranquilamente respondí que se las había entregado a esos dos personajes. ¿Por qué si no es de ellos?, preguntó. ¡Ni siquiera son ellos!, me dijo.
¿No son ellos? Pero...
La foto la habían encontrado mientras arreglaban un local. Cuando esta persona la vio, no pudo evitar ver el parecido de esos dos niños a los adultos mencionados. Como sabía que yo era muy cercano a ellos, me contó la historia como si la foto era real. Yo, que no conocía a éstos cuando niños, compré la historia y se las revendí a tales seres.
Ignoro si ampliaron la foto o no. Es más, nunca más volví a preguntar por ella. No sé quién de los dos se la quedó en propiedad, ni si descubrieron si era falsa. Nunca me reclamaron ni volvieron a mencionar el asunto. Quizá porque terminaron enemistandose a tal punto de evitan siquiera mencionar los nombres de cada uno.
No tomé la foto, pero yo la hice un miliciano.
No pretendo cuestionar la mirada de Adi. No busco que Le-May confiese. Da igual si mañana Magnum Photos da un comunicado oficial revelando que en efecto El Miliciano (la mejor fotografía bélica de todos los tiempos) fue una escenificación y la historia contada es falsa.
Mi punto es que no siempre lo evidente es lo cierto. Una historia no puede contarse desde una sola foto.
Paz.
No es cierta su historia. Da igual el pie de foto que pusieran bajo ella (apareció en la revista Vu, en 1936 junto a otras fotos con pie de página Guerra Civil Española: cómo son abatidos, cómo han huido y en la revista Life en 1937, con pie de foto Leal miliciano en el momento de su muerte).
Quizá ni era una foto de Robert Capa, el hombre, sino de Robert Capa, la sociedad artística formada en esos días por él y su mujer (véase caso Alice Cooper, como ejemplo). El evitaba a toda costa hablar de ella. Su versión: se sentía responsable de su muerte...
Sin ser la prueba final, La sombra del iceberg (2007) aporta mucho a revisar nuevamente la historia de la fotografía. Claro, hay más pruebas, pero el documental ayuda a quien ni es conocer ni experto en el tema a tener una idea de por qué la foto no es lo que se dice de ella.
Allí, también, se pasa de lo evidente, al conocimiento y al conocimiento experto. Y más, al contexto general de la fotografía y su "historia oficial".
Así, hacer un miliciano es hacer un fraude.
Manos arriba, esto es una foto.
Los ojos de un niño no mienten. Los adultos, con el paso del tiempo, aprendemos a disimular, pero siempre se puede ver en los ojos un pista de la realidad. Un niño, en cambio, puede decirnos la verdad incluso cuando nos miente.
La foto anterior muestra un niño con las manos arriba. En principio se ve un varoncito, y no se sabe por qué levanta las manos. Tampoco es muy claro el lugar dónde se tomó.
Fue Nadia Abu Shaban, fotoperiodista palestina, quien la mostró al mundo, pero quien tomó la foto fue Osman Sagirli, un fotoperiodista turco. Él revela que no es niño sino una niña de 4 años llamada Adi Hudea. Explica también que ésta tiene los brazos arriba pues "pensó que la cámara era un arma".
La foto se publicó en diciembre 2014, en Türkiye, uno periódico de Turquía. El 24 de marzo 2015, Nadia la "comparte" en su cuenta de twitter con el Hashtag #Surrended. BBC busca al autor, y consigue su versión: la niña es una refugiada siria que se asustó al verlo con su cámara, pues pensaba que era un arma.
Claro...
La confusión de género puede entenderse por el corte de pelo y el suéter. Algo muy extraño, pues las niñas sirias tienen un código de vestimenta diferente al de los niños, pero quizá esta niña tiene ese corte por protección, como despistando haciéndola ver como niño (están vendiendo niñas sirias). En condición de refugiada, está bastante rellenita, lo que se nota no solo en sus mejillas sonrojadas sino en sus manos, que a propósito tiene cerradas. ¿Qué lleva en las manos? ¿Por qué no las abre?
La foto es un primer plano. El fotógrafo estaba cerca. ¿Realmente no conoce las armas una niña que por efectos del conflicto vive en un campo de refugiados? Si tenía temor del fotógrafo, ¿por qué no corrió antes de que éste llegara cerca? ¿Estaba respondiendo a una pregunta del fotoperiodista, algo como "muéstrame cómo hiciste"? ¿Posaba?
Su expresión, cual Gioconda, es un enigma. Unos ven miedo, otros pena...
Antes he escrito sobre fotos falsas y cómo revisar la historia tras ellas. Hoy, por motivos que desconozco, en ese post no se puede ver las fotos expuestas, y cada vez que actualizo, las fotos son baneadas. Raro.
En otro sitio, aporté pruebas para demostrar que cierto video difundido por Al Jazeera era falso (tomas cerradas, planos cortos, escenografía montada, etc...) pero, de la nada, el post desapareció. Ya no existe. Raro.
En ambos caso, no me equivoqué.
El carpintero y la comadreja
Hay photoshop en esa foto. Y más. La historia es muy curiosa, pero venderla con una imagen como la que muestro a continuación no hubiera resultado:
Es probable que ni Le-May ni Sagirli quisieran hacer un miliciano. Quizá ni el mismo Robert Capa deseaba que esa foto se convirtiera en lo que fue. Fotos tomadas por un motivo, pero usadas para otro. O fotos tomadas con un motivo, sin mostrar la realidad. Quizá Capa sintió que hizo un Juan Diego, que es otra historia. Por eso le incomodaba hablar de esa foto. Aunque no le incomodó lucrarse de ella.
En esos días, las guerras también se ganaban en las radios, en los periódicos y en lo cinematógrafos. Por eso muchos directores de cine iban a la guerra. Filmaban películas. Editaban en salas oscuras y mandaban sus cortes (cortes del director con patrocinio militar) a los cines. Alguna batallas ni se dieron.
Hoy las guerras también se dan en la TV y en las redes sociales. Desinformar o informar parcialmente es parte del plan. En Oriente medio anda mucho periodista y fotoperiodista freelance haciendo guerra, a su conveniencia, a favor del mejor postor o por idealismo.
No me extraña que el eco de la foto surgiera de Nadia Abu Shaban. En Türkiye no tienen la misma agenda de Nadia.
La historia nos ha dado tantas fotos sospechosas, como esta:
Yo, involuntariamente, hice un miliciano. Un día me mostraron una foto vieja donde aparecían dos niños sosteniendo un balón. ¿Y estos?, pregunté. Son tus tíos B y E cuando eran niños, me dijeron. Quedé muy sorprendido porque de niños ellos fueron muy pobres, y que hubiera una foto de ellos juntos me resultaba hasta irreal. Examiné la foto, y dudé; pero quien me decía tal cosa lo hacía muy seriamente.
Desde niños andaban siempre juntos, dijo. Y como desde que tenía razón siempre los había visto juntos, no dude más.
Todo el día tuve la foto en mis manos, examinandola. En la tarde, fui a casa de uno de ellos a mostrarsela. Por algo que no pregunté, estaban disgustados entre ellos. Sin embargo, al ver la foto, los ojos de B mostraban mucho asombro. ¡Sí, somos nosotros!, me dijo. Le deje la foto, explicando que llegaría más tarde por ella. Mi sorpresa en la noche fue encontrar a ambos tíos conversando, riendo y viendo la foto.
"Creo que eso fue en tal lugar", "Esa pelota era de tal persona", "Allí no había nacido aquel o aquella". Así decían. Entre dudas y recuerdos varios. No quise quitarles la foto, pues hasta hablaron de ampliarla.
Cuando llegué a casa, quien me había mostrado la foto me la pidió. Yo, tranquilamente respondí que se las había entregado a esos dos personajes. ¿Por qué si no es de ellos?, preguntó. ¡Ni siquiera son ellos!, me dijo.
¿No son ellos? Pero...
La foto la habían encontrado mientras arreglaban un local. Cuando esta persona la vio, no pudo evitar ver el parecido de esos dos niños a los adultos mencionados. Como sabía que yo era muy cercano a ellos, me contó la historia como si la foto era real. Yo, que no conocía a éstos cuando niños, compré la historia y se las revendí a tales seres.
Ignoro si ampliaron la foto o no. Es más, nunca más volví a preguntar por ella. No sé quién de los dos se la quedó en propiedad, ni si descubrieron si era falsa. Nunca me reclamaron ni volvieron a mencionar el asunto. Quizá porque terminaron enemistandose a tal punto de evitan siquiera mencionar los nombres de cada uno.
No tomé la foto, pero yo la hice un miliciano.
No pretendo cuestionar la mirada de Adi. No busco que Le-May confiese. Da igual si mañana Magnum Photos da un comunicado oficial revelando que en efecto El Miliciano (la mejor fotografía bélica de todos los tiempos) fue una escenificación y la historia contada es falsa.
Mi punto es que no siempre lo evidente es lo cierto. Una historia no puede contarse desde una sola foto.
Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario