Tropezar con la misma piedra

En la reincidencia está la culpa, dicen. Y lo creo. Los accidentes no pueden pasar dos veces sin que se considere cierta negligencia en lo ocurrido, y me refiero a la segunda vez, no a la primera, claro.  Por eso nunca entendí al que dijo que "tropezó de nuevo, y con la misma piedra", y creanme, lo he intentado. Pero, aunque no le entienda, le concedo el hecho de "accidentarse" con la misma piedra, pero no hacerlo con el mismo pie, porque, salvo una desgracia, los humanos tenemos dos.  Sí, dos pies.

La piedra del Real Madrid desde finales de 2008 se llama Barcelona, pero, ¿cuál pie es el que tropieza?

No me escondo.  Soy madridista, y lo de hoy me decepciona. Pero no es la típica decepción por perder siempre ante el mismo rival, porque, debe anotarse: no siempre hemos perdido contra este rival. Me decepciona ver caer el cuerpo estrellando el mismo pie contra la piedra.

Yo aplaudo a este Barcelona, pero no le creo invencible.  A mis 32 años no se me puede engañar desde un canal de televisión o un periódico diciéndome que éste es el mejor equipo de todos los tiempos.  Quizá a los niños, a los adolescentes, o al fanático pintado de pies a cabeza sí.

Yo aplaudo a este Barcelona, y eso no me hace menos madridista si no lo contrario.  Y el que no lo crea que se abstenga entonces de cantar el himno del Real Madrid. Pero, a pesar de todo lo que se dice de ese equipo, no le creo invencible.

Siempre he dicho, y sostenido, que en el fútbol no gana el mejor si no el que hace más goles que el contrario.  Que un gran equipo no es el que está cubierto de títulos si no el que hace un fútbol que enamora. Claro, si enamoras y ganas títulos te vuelves eterno.

Este día, el once azulgrana volvió a ser la piedra de un Real Madrid que sigue golpeándole con el mismo pie.

La última vez que se le ganó al Barcelona en el Bernabéu no fue hace dos siglos sino hace cuatro años... cuatro año... cuatro años y con marcador de 4 a 1. Ese día, Xavi, Abidal, Valdés y Messi, que jugaron hoy, hicieron pasillo de honor a Iker, Marcelo, Pepe, Ramos e Higuaín que jugaron hoy también.  ¿Qué es lo que ha cambiado?

No sé.

Soy madridista, no antibarcelonista. No les considero enemigos sino rivales. La única ocasión en que no les deseo suerte a mis amigos culés es justamente cuando juegan contra el Real Madrid, como ahora.  Por eso debo decir que no me molesta perder contra el Barcelona un partido de liga o una final. Me decepciona, sí, pero es parte del deporte, es parte del fútbol.  Pierdes, empatas o ganas. Lo que me molesta es que la frase esa tan extraña de que se "tropieza de nuevo, con la misma piedra" sea culpa del mismo pie.  El mismo estúpido pie.

Le reconozco a Pep y su equipo la victoria. Indiscutible.  Desde aquel pasillo y goleada en el Bernabéu, el cuadro azulgrana supo espabilar, cambiar de pie o saltar la piedra...

Estoy molesto, pero no por la derrota, ni por la piedra en el camino. Estoy molesto con ese pie, maldito pie que nos hace caer en el abismo. Un pie obsesionado con esa piedra.

En la foto que adorna estas palabras se ve a un Messi como tropezando, pero no es así, no es así. Sergio, Lass y Pepe son los que tropiezan, como el madridismo.  Y ojo, que la piedra no es Messi.

Maldito pie obsesionado con esa piedra. Maldito seas.

Ojalá el próximo partido se cambie de pie.  ¡Hala Madrid!