Y es ese Raúl, el deportista, quien ha sido considerado en la lista de candidatos a obtener el Premio Principe de Asturias, que para muchos el máximo honor que puede recibir un individuo de parte del Reino de España, ya que ese título, Principe de Asturias, como tal, es el máximo título que ostenta el heredero a la corona española, en este caso, Felipe de Borbón y Grecia.
Los premios son entregados desde 1981 por la fundación que lleva el mismo nombre y que busca, ante todo, consolidar los vínculos existentes entre el Principado y el Príncipe de Asturias y contribuir a la exaltación y promoción de cuantos valores científicos, culturales y humanísticos son patrimonio universal.
La categoría en deportes se entrega desde 1987 y, hasta el momento, solo los jugadores de selección nacional de fútbol que ganó el Mundial 2010 pueden ser contados como futbolistas que ganaron el reconocimiento, antes no.
La candidatura, para muchos, es más que suficiente. Sin embargo, considero que si Raúl entro por primera vez en esa lista, y considerando a los otros candidatos, es una gran oportunidad para reconocer a este jugador que cuenta con una palmares impresionante, pero además, ha tenido un comportamiento modélico a lo largo de su carrera tanto con sus pares como con sus rivales, sin contar el respeto a las instituciones deportivas y la entrega y profesionalismo que ha mostrado, tanto en el club que lo formó, como en su selección y ahora en el club alemán donde milita.
Se me hace extraño, dije, colocar fotos de Raúl con otra camiseta que no sea del Real Madrid, pero lo hago para estar en sintonía con el deportista, porque así es él, un profesional, una persona que se entrega al máximo para cumplir con su deber, y por ello, sé que esta es la forma en la que debo presentarlo.
Algunos, sin medirse, dirán que su candidatura es una especie de pifia diplomática o que no merece ser contado entre los ganadores. Muchos creen que era él quien estorbaba en la selección de fútbol y que sin él se ganó todo lo que no se ganó cuando él estaba, que no es un virtuoso, que no es mediático —no vendía camisas en el Madrid—, pero quizá lo dirán porque la memoria es muy corta para recordar, por ejemplo, que un árbitro le robo —descaradamente, y quizá con aval de FIFA— a su selección el pase a semifinales en el mundial de 2002, que el presidente que dijo "Raúl es el Real Madrid", es el mismo que durante muchos años ficho y ficho a jugadores para jugar en la posición natural de Raúl haciéndolo ver ante todos como el que sobra, el innecesario.
Ese Raúl, el luchador, el incombustible, el que ante cualquier logro se coloca la bandera de su país a espaldas, el que a pesar de las mil y tantas veces que le han llamado acabado, perdedor y hasta cáncer, ha sabido responder en la cancha y no con malas declaraciones, ese mismo, es el que debe, no solo estar en esa lista, sino ganar el premio.
Ojalá este viernes Raúl obtenga el premio, porque no solo merece ganarlo sino porque representa muy bien los valores que éste premia.
Sí, soy raulista, ya lo había confesado antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario