abril 08, 2013

Yom Hashoah, o saber para no olvidar.


Yom Hashoah, 27 Nisán. Cada año, hasta el fin del mundo, el pueblo judío y sus amigos recuerdan a las víctimas del Holocausto. En Israel, el sonido de las sirenas antiaéreas paraliza las calles. Durante dos minutos las sirenas parecen clamar un manifiesto en memoria de quienes fueron exterminados culpados por ser judíos.

"Disculpe. No sé si me equivoco", dijo en tono sarcástico, "pero tengo entendido que judío es todo aquel que se circuncida".

Eso es judaizar. Ser judío es otra cosa. En Israel, por ejemplo, el documento de identidad diferencia a quienes son judíos de quienes no lo son. Todos los nacidos allí son israelíes (no israelitas), mas no todos son judíos. No importa lo que diga el señor que me hizo esa observación, ser judío es otra cosa.

"Mi abuelo era judío. Mi abuela es salvadoreña. Mi papá nació aquí, como nosotros. Yo soy cristiano", me dijo un ex compañero de trabajo.

La imagen que adorna este post es un fotograma de La Lista de Schindler, película con la que Steven Spielberg se puso los pantalones de una vez y se hizo hombre en el cine al tomar postura respecto a su identidad judía. Steven no nació en Israel, pero sus padres son judíos. Ignoro si está circuncidado o no, y no voy a averiguarlo, pero judío es, como Woody Allen, ateo, pero judío.

Judaísmo es religión. Aunque es bastante difícil diferencia (o separar), es distinto.

Si hoy mismo se declarara nuevamente otra "solución final", los mencionados estuvieran en la lista y deberían portar un emblema similar al que llevan los sujetos en la foto. Fran Drescher, Barbra Streisand, Lisa Kudrow o Dustin Hoffman, entre muchas celebridades, hubieran tenido que portar ese emblema, se consideraran a sí mismos judíos o no.

Bar Refaeli, por ejemplo.


O Natalie Portman

Sufrirían persecución, y no precisamente por fotógrafos.

Ninguno de los mencionados judaiza. Ninguno. Pero, si se aplicaran las Leyes de Núremberg, como se aplicaron en Europa previo y durante la II Guerra Mundial, TODOS estarían obligados a portar un emblema como los que se ven en la foto y, seguramente, muchos hubieran acabado como la foto a continuación:


Da igual si usted lo cree o no. Da igual si usted piensa que este post es la manifestación de un sionista o un salvadoreño que judaiza. Da igual. La historia no puede cambiarse.

Por cierto, para ese entonces, Israel no era un Estado reconocido. Por lo que no estamos hablando de sionismo sino de genocidio por etnia. Como lo han sufrido los asirios (tema pendiente), por ejemplo, o como lo sufrieron los nativos de América.

Ni siquiera hablamos de ideologías, pues en esos campos de exterminio había judíos comunistas, judíos liberales, etc... como habían judíos cristianos, judíos gitanos, judíos ateos... ricos, pobres... cultos, iletrados... feos, bellos... viejos, niños...

Y no crea que las historias se resolvían con el método Guido Orefice.



No sé si los 6 millones de judíos que fueron exterminados sabían exactamente por qué les pasaba eso. Pero sé que no todos los que murieron andaban en las calles como los personajes a continuación:


La ignorancia, a veces a propósito, ha borrado la verdadera razón de la muerte de esos humanos. HUMANOS. No era su religión, ni su pensamiento, ni su dinero (confiscado completamente). No era un contraataque. No era una reacción.

Fue ser judíos.

Cada 27 de Nisán, a las 10 a.m., durante dos minutos y hasta el fin del mundo, los judíos en Israel recordaran a quienes no eligieron nacer judíos, pero lo eran, y, por desgracia, era lo mínimo necesario para entrar a una lista de exterminio.

Le invito a saber, para no olvidar.

Paz.


1 comentario:

JLO dijo...

no hay que olvidar... sea uno de la raza o religión que sea... la gran mancha de la historia de la humanidad, la mas grande de todas...

espero que el Papa que representa a mi país no sea tan estúpido (o aunque sea un poco menos, mucho no se puede pedir) de lo que suelen ser...


como anécdota, como me hubiera gustado verle la cara a Hitler mientras miraba el Gran Dictador de Chaplin...

salu2... Cuando el arte ataque