"He aquí el hombre". Sin el contexto adecuado, esa frase puede interpretarse de múltiples maneras. Es el castellano de ecce homo, expresión latina que un evangelista atribuye a Pilato cuando éste presentó a Yeshua ante la multitud que pedía que lo crucificaran.
La frase se ha vuelto muy famosa recientemente, y no por razones del evangelio. La causa: el intento fallido de restaurar una pintura de un Ecce Homo por parte de una anciana.
Elías García Martínez pintó su Ecce Homo en un muro de la Iglesia del Santuario de Misericordia de Borja (Zaragoza) sin pensar en lo que años después pasaría con su arte.
El asunto da para mucha risa, o indignación, según el cerebro que procese la imagen. Claro, lo primero siempre es lo más fácil, menos para la anciana que cometió el desliz.
El cuento es corto: una anciana que colabora en las labores de mantenimiento de la iglesia, intentó retocar la pintura para restaurarla pero, después de varias pinceladas, se dio cuenta que la cosa no estaba funcionando. Alguien del Centro de Estudios Borjanos denunció el asunto en su blog, luego alguien de El Mundo considero que la nota valía la pena y así, como virus, se fue regando la noticia.
Todo mundo se ríe, menos la anciana.
Noticias recientes dicen que la señora de 81 años está en cama debido a un ataque de ansiedad. Culpa, dicen algunos. Quizá, respondo. Quizá...
Siempre sostengo que si las cosas no se toman con humor, no deben tomarse. Si alguien no conocía el hecho y quiere ampliar su visión del tal, le recomiendo google 'ecce homo'...
Personalmente creo que algunas cosas no se dicen, o no se quieren escuchar, como que no es la primera vez que esta anciana retocaba la imagen y que hasta la nieta del autor sabía que ella hacía retoques al ecce homo. Tampoco se dice que lo hizo a plena luz del día, sin esconderse, lo que me lleva a pensar que la declaración que hace diciendo que el cura sabía del asunto es cierta. Tampoco se dice que el asunto ha generado la atención mundial que la iglesia no tenía antes y le van a sacar mucho lucro, por supuesto.
Nadie se enteraba de ese ecce homo, hasta que la anciana le metió pincel. No está registrado como patrimonio cultural, ni tiene ningún valor, bueno, ahora sí. Nadie le prestaba atención al deterioro...
No creo que esta anciana pensara en dañarlo. Su reacción, al notar que algo estaba saliendo mal, demuestra el grado de responsabilidad y seriedad que tenía hacia su tarea. Otro genio pudo hacer lo mismo (un adolescente, por ejemplo) y simplemente salir corriendo, pero no ella. Ella se dijo "algo está mal con lo que hice".
Todos indignados.
Todos riendo.
Claro, como es una octogenaria. "Demencia senil", dicen. "Ignorantes", respondo. Si hubiera sido Picasso... pero ella ha dado la cara. Defendiéndose, claro, pero está allí diciendo "no quería dañarla", "ya lo había hecho antes", "todos sabían" y hasta un "no había terminado". Valiente, responsable, sincera.
Eso es lo que no se dice.
Hay una iniciativa para que no se restaure la pintura y se deje tal cual. Están los puristas que quieren regresar su aspecto a cómo era antes. Misión casi imposible. Y está la anciana, en cama, pensando en que lo único que quería era ayudar.
Eso es lo que no se dice.
Hay una iniciativa para que no se restaure la pintura y se deje tal cual. Están los puristas que quieren regresar su aspecto a cómo era antes. Misión casi imposible. Y está la anciana, en cama, pensando en que lo único que quería era ayudar.
Quién sabe cuánto dinero llegará a esa localidad por los turistas que quieren ver no al Ecce Homo de Elías García Martínez sino al Ecce Homo de Cecilia Giménez, quien solo quería ayudar, pero a quien todos ven como culpable de un crimen, y no se sabe si algún día le darán las gracias por atraer la atención mundial a ese rincón de España.
Hemos convertido un acto de buena voluntad en un chiste cruel que tiene a una anciana enferma.
Como Bielsa, me autodenuncio.
Paz.
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