Por varias razones (legales, médicas, proféticas...), evito conducir, y por ello, acostumbro a viajar en transporte colectivo, en autobús o microbús, especialmente en la ruta diaria a mi trabajo.
En este país, viajar en transporte colectivo, puede resultar una verdadera aventura. Uno vive a diario un sinfín de experiencias que, dependiendo de la ruta, o la suerte, pueden resultar agradables o decepcionantes, y en algunos casos (muchos casos) hasta trágicas.
Esta mañana, por ejemplo, he tenido una experiencia digna de cualquier adicto a la adrenalina y aunque no es la primera, ni creo que será la última, me hace pensar que realmente cada día es una oportunidad nueva que no todos tenemos la suerte de gozar.
No, no he visto la muerte danzando desnuda frente a mis ojos, sino, ya me hubiera acostado con ella... pero puedo decir que estoy vivo, como la canción.
2 comentarios:
Hola!!! paseando por los blogs, me he encontrado con el tuyo... toda una hazaña andar en transporte público... te entiendo, por algo me quiero sacar mi licencia de conducir!!! A ver si paso más a menudo,
Saludos
@ Zoe: Hola, pues si, andar en transporte público es toda una azaña, pero manejar también lo es, a mi me han pasado cosas al volante...!
Saludos.
Publicar un comentario