No me parece para tanto. Reconozco que hay cierta emotividad en la película, pero sólo es el resultado de revivir, o evocar, ese espíritu de reconciliación y perdón que mostró Nelson Mandela en sus años como presidente de Sudáfrica, nada más.
Estoy convencido que si se hubiera logrado un mejor resultado si se hubiese trabajado como un documental, tal como pasó con The Night James Brown Saved Boston, un documental que, guardando las distancias respectivas, evoca el mismo espíritu de reconciliación. Claro, esa palabrita —documental— a la gente de hollywood no les parece muy acertada y aunque muchos no quieran ver el lado comercial en este trabajo, si lo existe.
Estamos a un año del mundial de fútbol que se desarrollará ¿dónde?, sí, en Sudáfrica y creo que esa ha sido una excusa para mostrarnos dos cosas: que Sudáfrica no es lo que era y que si esa nación pudo reconciliar su sociedad, otras debería intentarlo.
Insisto. Ni la película es una obra maestra, ni las actuaciones son sobresalientes. Matt Damon no aplica, no. El caso de Morgan Freeman es diferente. Mandela es un personaje inspirador y creo que eso ha pesado más en su caracterización que su mero histrionismo como actor.
Al final, me quedé con la sensación que Freeman, como productor ejecutivo de la película, pecó de pretencioso e hizo pecar al respetable Eastwood, en honor a su amistad.
No sé, si hablamos de cine, la película no es tal. Si hablamos de otras cosas, bueno, nadie puede evitar conmoverse con la historia del Prisionero 466-64 y cómo se valió de los versos del poema de William Ernest Henley (Invictus) para permanecer invicto los veintisiete años que estuvo en prisión. Simplemente, impresionante.
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Por otro lado, he visto Un Prophete, de Jacques Audiard, y me a parecido, simplemente genial, sobresaliente.
Le comentaba a un amigo que las buenas películas se salen del montón por detalles, escenas que las vuelven inolvidables por su impacto en el espectador.
Lo supo Buñuel, Welles, Fellini, Polansky...
Esta película los tiene; tiene esos detalles necesarios para salir del montón y colocarse en una lista diferente de apreciación al resto de su género. Cabe decir, en honor a la sinceridad, que tampoco es que su género esté bien definido, pero se entiende bien la intención del director de gravitar entre el thriller y el drama.
Si bien el guión enreda las cosas en ocasiones, la dirección y el montaje lo desenredan con eficacia.
He aquí, una excelente película sobre otro reo que logró salir invicto de sus males.
Le comentaba a un amigo que las buenas películas se salen del montón por detalles, escenas que las vuelven inolvidables por su impacto en el espectador.
Lo supo Buñuel, Welles, Fellini, Polansky...
Esta película los tiene; tiene esos detalles necesarios para salir del montón y colocarse en una lista diferente de apreciación al resto de su género. Cabe decir, en honor a la sinceridad, que tampoco es que su género esté bien definido, pero se entiende bien la intención del director de gravitar entre el thriller y el drama.
Si bien el guión enreda las cosas en ocasiones, la dirección y el montaje lo desenredan con eficacia.
He aquí, una excelente película sobre otro reo que logró salir invicto de sus males.
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PD: Aún me falta ver El secreto de tus ojos y Ajami y completo las cinco nominadas a mejor película extranjera.
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