Yo, no soy.

Es curioso, cuando uno piensa que la gente lo entiende bien o que uno se da a entender perfectamente, resulta que lo más probable es que no tengamos ni idea de lo que la gente realmente piensa de nosotros.

Le paso a Picasso, que se declaraba a si mismo como "pacifista-comunista", cosa que no le cayó en gracia a mucha gente y todavía ahora se discute acerca de la posible connotación de esa "auto declaración".

Y, no era para menos, para algunos o para muchos, esas dos palabras no pueden ir de la mano, dada la relación casi matrimonial que sostiene el comunismo con el marxismo, y en ese caso, ¿Cómo puede ser pacifista alguien que acepta frases como "la violencia es partera de la historia (Karl Marx)" o "los pueblos que quieren prepararse para la paz tienen que prepararse para la guerra (Von der Goltz)"?

Complicado.

La cosa es que en mi país acabamos de tener elecciones presidenciales y, por primera vez, ha resultado electo el candidato de la oposición, en este caso representada por la ex-guerrilla convertida en partido político, sectores sociales, movimiento ciudadanos y un sector empresarial que simpatiza con el candidato.

Un hecho histórico y sin precedentes.

Y, ha sido precisamente ayer, y en las pocas horas de este día, que me he dado cuenta que mi postura y pensamiento no está muy claro para las personas con las que interactúo a diario en esta sociedad, y voy a tratar de ejemplificar lo que digo.

Mi familia política, todos en su mayoría, creen que yo soy un tipo de derecha, para ser especifico, todos creen que mis votos van para el partido oficial, el de gobierno.

Eso mismo piensa mi abuela.

Mi jefe cree que soy un izquierdista incorregible, un promotor del socialismo y enemigo de la empresa privada.

Algunos de mis colegas diseñadores creen que soy el típico abstencionista que lo de la política ni me va ni me viene y que soy, como muchos de ellos, un tipo sin consciencia política.

Mi hermano me ubica en el centro de la política.

Mis padres creen que soy "un tipo inquieto" que es una forma de política.

La carcelera siempre me dice" ¡¡¡ NO te entiendo!!!

Otros conocidos han llegado a afirmar que yo no soy salvadoreño.

Le dije a uno de mis mejores amigos que me sentía más cómodo con el término liberal, y me ha hecho una cara de que me quería regañar.

Antes le dije a otro de mis mejores amigos, lo mismo que le dije al que me quería regañar, y parece que lo ha entendido mejor.

Luego, el amigo que me quería regañar piensa que mi amigo que pareció entenderme, siempre se pone de acuerdo conmigo para llevarle la contraria.

Al amigo que, según yo, me ha entendido un poco, le considero un "conservador-moderado", algo que seguramente a mi amigo que ha querido regañarle le parezca algo "errado" e "irreal".

Lo extraño es que, mi amigo que me quería regañar y mi amigo que me entendió un poco, han crecido en el mismo lugar, en el mismo contexto social, con los mismo vecinos y han tenido de amigo por muchos años al tipo que de vez en cuando le da por ponerse reflexivo y escribir posts que poca gente quiere leer y mucho menos entender.

Lo cual me genera una gran risa interior, más que la que me produjo el incidente de una tasa de chocolate y unos frijoles, y ya decir eso, es decir mucho.

En fin, la conclusión de todo el asunto es que nadie, por radical que parezca en algún asunto, o por difuso que se muestre, puede ser encasillado en un término o en dos, no se puede. Cada quien tiene una visión del mundo diferente debido a que todo lo vemos a través de nuestros ojos y nos pasa como el cuento islámico, si, islámico, de los seis ciegos que tocaban un elefante e intentaban describirle.

Todos creemos tener la razón y las respuestas adecuadas hasta para preguntas que nadie a formulado todavía (¡vaya cosas!).

Sinceramente, entiendo a las personas de mi alrededor porque realmente 'no soy' nada de lo que creen ni de lo que yo mismo creo. No soy, es lo mejor que puedo decir. El domingo no gane nada ni he perdido nada porque YO NO SOY.

¿Se entiende?