¡Que nadie duerma!

Había una vez, un vendedor de teléfonos móviles llamado Paul Potts...

Hace pocos días, conversaba con una de mis personas favoritas del mundo blogger, y, entre lo que hablamos, destacó una de las cosas que tenemos en común: pasión por la ópera.

Inevitablemente, le mencioné mi aria favorita: Nessun dorma, de la ópera Turandot de Giacomo Puccini. Le dije que mi versión favorita era la de Pavarotti, de quien se dice que ésta llegó a ser su canción por excelencia.

— ¿Has escuchado a Paul Potts cantarla? —me preguntó.

— ¿Paul Potts?, no, ni idea —respondí.

— Debes verlo, y escucharlo —sentenció.

Nessum dorma tiene cierto valor nostalgico para mi. Cuando la escucho, recuerdo los día cuando ayudaba a uno de mis mejores amigos a asear la casa de su padrino de tercera edad que vivía sólo, Don Armando, a quien ya he mencionado en otros post. Don Armando acostumbraba colocar un cartucho en su antiguo aparato de sonido mientras nosotros le ayudabamos a ordenar y asear su casa que realmente nunca se desordenaba ni ensuciaba.

Allí, con trapeador en mano, escuchaba en versión instrumental las notas de Nessum Dorma y Core'n grato, interpretados por Mantovani y su orquesta. Cuando Don Armando falleció, le pedí a mi amigo, quien era uno de sus herederos, que me permitiera quedarme con ese cartucho. Aún lo tengo guardado.

Debido a ese antecedente no pude evitar asombrarme. Mezclar un nombre tan inglés con una canción como Nessun Dorma me parecía muy extraño. Coloqué el nombre Paul Potts en Google sin imaginar el resultado: Hay no menos de 2,950,000 sitios que lo mencionan. ¡Vaya numerito ese! Me fuí directo a Youtube, a descubrir quién era ese tipo.

— Tú eres Paul, ¿Verdad?

Los tres jueces del programa Britain's got talent, Simon Collew, Piers Morgan y hermosa Amanda Holden, fueron presa fácil de la primera impresión de este individuo.

Sin atractivo visual, gordo, y con un defecto dental que no puede ocultar, Paul, se coloca al centro del escenario a merced de las miradas y murmullos de la gente.

— ¿A qué has venido, Paul? —le preguntan.

Con una franqueza y humildad sin precedentes, Paul, que no consigue evitar que el publico vea sus feos dientes cuando sonríe, responde:

— A cantar Ópera.

No hay nada de anormal en la reacción del jurado ante estas palabras. Ante ellos han desfilado multitud de individuos intentando ganarse una buena impresión y un pase a la etapa siguiente del concurso. El cansancio y el tedio de su misión provocan que, consiente o inconscientemente, surgan gestos no disimulados de desprecio y escepticismo. Parte del público cae en el juego. Se escuchan risas al fondo. No teniendo más remedio que escucharle, le ceden el espacio.

En este vídeo, uno de los más visto de todos los tiempos, según estadísticas de Youtube, se puede ver el resultado de esta aventura.

Dos mil personas en el auditorio, tres jueces incredulos y una audiencia televisiva de aproximadamente nueve millones de personas fueron sacudidas por la voz de este gordito bonachón que cantó:

Dilegua, o notte!... Tramontate, stelle! Tramontate, stelle!...
¡Disípate, oh noche! ¡Tramontad, estrellas! ¡Tramontad, estrellas!

All'alba vincerò!
¡Al alba venceré!

vincerò! vincerò!
¡venceré! ¡venceré!

Y venciste, Paul. ¡Venciste!
Absolutamente si.

Probablemente, jamás le hubieramos comprado un teléfono celular a este empleado regordete de The Carphone Warehouse, pero, sin dar lugar a dudas, ahora mucha gente, muchísima, comprará sus discos.
Por todo lo que este nuevo héroe representa, su versión de Nessum Dorma, se ha colocado a la par de la de Pavarotti como una de mis favoritas. Definitivamente.

Gracias Jazmín por la recomendación.

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