enero 25, 2011

Correcciones

Acabo de hacerle un par de correcciones a los tres primeros post del año. Se trata de un par tildes y palabras mal escritas que la velocidad de mis pensamientos no coordino con mis manos al momento de tipearlos. Correcciones que no alteran la intención de los textos. Las he aplicado en honor a alguien que se animó a leer mis post en papel. Sí; soy de los que guardan sus 'manuscritos virtuales' en una hoja de papel también, porque, a pesar de lo adentrado o no que pueda estar en la modernidad, me resulta más placentero leer en papel.

Ese alguien me dijo que debía corregir un par de palabras mal escritas, pero fue más allá en su corrección al decirme "debés corregir lo que haz escrito". "Pareces muy resentido con el mundo", me dijo. "Debes corregir tu actitud hacia la vida", sentenció.

Y bueno, heme aquí, tipeando letras para explicar a quien se anime leer hasta acá, que he aplicado las correcciones que ese ser me señalo y estoy pensando si debo hacer esa última corrección que me sugirió.

Hay muchos borradores en este escritorio virtual que suspiran cada vez que inicio la sesión pensando que hoy es el día que por fin serán expuestos a lo que yo llamo nada.

La nada. El lugar donde por casualidad o destino descubrimos pensamientos afines o no a los nuestros.

He tecleado las letras correctas, los acentos adecuados y hasta puse una coma que hacía falta en uno de esos post, pero en ese proceso me he dado cuenta que debo evaluar mucho la última corrección sugerida...

Las nominaciones a los Oscar 2011 me han recordado que por alli están un par de borradores sobre Black Swan, The Social Network y otros que debo desempolvar y quizás corregir. Por el momento, aplicar un par de correcciones me ha servido para reflexionar un poco sobre muchas cosas. Y me he dado cuenta que, a veces, una tílde puede cambiarle el sentido a toda una oración, o a una historia. Como ahora.


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1 comentario:

Folósofo dijo...

Siempre es bueno corregir, aunque no se pueda retroceder!