diciembre 21, 2011

Las tres muertes de Juan Carlos

No fue primogénito.  Era el segundo de cuatro hermanos.  Dos hermanos por cada uno de sus progenitores, por separado.  Compartía ambos progenitores solo con el primogénito.

Salvadoreño, sin descendencia, de padres divorciados, criado solo por su abuela, como muchos.  Emigró a Estados Unidos siendo adolescente bajó la tutela de su progenitor. Allí sufriría su primer muerte a manos de una mujer que descubrió en ese país y por quien fue seducido...

Solo le vi tres veces.  Una, en una fotografía, después de su primer muerte.  En la foto aparecía la mujer que le mató.  La segunda, escondido entre sombras, a penas alcancé a ver su silueta anónima.  Yo visitaba a su progenitora y éste llegó a pedirle un favor.  Ya era un muerto en vida.

La tercera vez que le vi hasta cruzamos algunas palabras.  Fue hace tres años.  Yo iba con mi esposa e hija y, aunque a penas le conocía, le salude y hasta le di un abrazo.  Para ese entonces Juan Carlos había muerto dos veces.
Era, fue... ya no es, se ha ido.

El destino ha querido que mientras me preparaba para salir a cenar con mi esposa e hija alguien me avisara que "Juan Carlos ha muerto".  Sucedió, dije. Murió por tercera vez.

Juan Carlos era alto y trigueño. Guapo, según algunos. Cosas que no eligió.  Tampoco eligió nacer segundo, ni tener dos medios hermanos.  No eligió a sus progenitores y siendo niño no tenía la capacidad para elegir entre ninguno de ellos a la hora de las reparticiones que deja una separación o divorcio.  No eligió bando.  No pidió ser criado por su abuela porque su progenitor emigró a Estados Unidos.  No eligió tener que jugar con sus primos a falta de hermanos cercanos... eligió poco, pero, como suele sucederle al ser humano, lo poco que eligió marcó su vida, y sus muertes.

En suelo norteamericano, bajo tutela de su progenitor, conoció una mujer y se fascinó con ella.  Le veía a diario, secretamente, pues sabía que nadie de su familia la aprobaría. Poco a poco, conforme pasaban los años, su decisión se hacía más firme: elegirla a ella por encima de todo.

Así fue.  La eligió y ella le mató.  Juan Carlos murió, por primera vez, pero nació Sandra.

"Ya iba así, pero allá agarró confianza", decía su abuela, quien le crío como hijo.

La foto donde lo vi por primera vez me la mostró su medio hermano.  La sacó de unas cartas que su mamá guardaba en un lugar secreto y nos las mostró a mi y a mi hermano para burlarse de él, o ella, como decía.  En la foto había una mujer maquillada junto a un auto.  Yo era un niño y poco entendía del asunto.

La primer muerte de Juan Carlos le trajo problemas legales.  En circunstancias que nunca entendí, éste perdió sus documentos de estadía legal y fue encarcelado con cargos de suplantación de identidad y permanencia ilegal.  Este había cambiado todos sus documentos a su nombre femenino y alguien usaba su nombre masculino suplantándolo.  La cosa iba mal...

Desesperado, buscó ayuda.  No tenía muchas opciones.  Se arriesgo llamando a su progenitor. Fue así como recibió un golpe que poco a poco le provocaría su segunda muerte.  "Para mi Juan Carlos no existe", fueron las palabras que marcaron el inicio de esa muerte.  Su progenitor no quería saber nada de él y por ello éste decidió contactar a quien le había dado a luz... mujer que ignoraba por completo lo que sucedía y con quien no tenía contacto desde su adolescencia.

Regresó a El Salvador deportado.  Sus problemas legales en Estados Unidos no se resolvieron.  Buscó a los pocos que conocía y se encontró con rechazo familiar, intolerancia, prejuicios, ignorancia... buscó a su progenitora quien dijo "sentir vergüenza" de él... buscó... buscó... buscó... y lo que encontró fue la frase "yo solo tengo dos hijos, nada más".... su segunda muerte era oficial.

Muerto para sus "padres" empezó a vivir cuesta arriba con sus implantes de senos y su nueva identidad.

Le conocí muerto dos veces.  Primero, en una foto; después, escondido entre las sombras clandestinas.  Luego, le conocí vivo, y hasta le abracé.

Poco supe de él, casi todo lo que sé está escrito en esta narración y lo que no está escrito es por respeto a su familia.  Decían que ya no vestía de mujer, que andaba buscando quien removiera sus implantes, que se unió a un grupo de rehabilitación para personas que piensan que ese no es su camino... que tenía SIDA (porque aquí así de fuerte se lo dicen a la gente), que de vez en cuando le veían por allí... 

Y ahora, hace unas horas, Juan Carlos padeció su tercera muerte, la que no se elige... la que llega de repente o a gotas... la que no tiene retorno.  Murió solo en un hospital de San Salvador.

No sé si realmente quiso volver de su primer muerte matando a Sandra para revivir a Juan Carlos.  No sé si lo venció la presión familiar o simplemente decidió dejar esa vida.  No lo sé. Pero sé que se le pudo rescatar de su segunda muerte.  Volverlo a la vida.  Devolverle su identidad familiar (hijo, hermano, primo, sobrino, nieto, tío...),  devolverle su valor como ser humano... sé que se le pudo rescatar de su segunda muerte.

No cambié ningún nombre al contar un poco de su historia, pero hubiera querido cambiar algunas cosas que he escrito por otras más ideales.

Ahora, aquellos que le mataron ni siquiera saben qué hacer con su tercer muerte.  Otros, terceros, para los que estaba vivo, los que fueron amigos, colegas y algún familiar han pensado un poco en cómo enterrarle.  Los otros, los que le enterraron vivo no saben qué hacer con un cadáver de alguien a quien desconocen.  No saben adivinar el alivio o culpa...

Le abracé un día.  Quizá para molestar a quienes lo mataron en vida o para sentirme un mejor ser humano, no sé. No puedo, ni quiero, juzgar a los aludidos.  De todos ellos, solo su hermano, el primogénito, más por destino que por otra cosa, se preocupa por que el cuerpo de Juan Carlos repose en tierra.

Puedo estar o no de acuerdo con la homosexualidad, realmente no es algo que importe mucho.  Hoy mis palabras lo único que desean es hacer constar que para mi Juan Carlos solo murió una vez, esta vez, la definitiva.

Es extraño.  Ayer escribia un post sobre una película que trata sobre identidad y ahora esto.
Ojalá Juan Carlos se haya encontrado con Dios.

1 comentario:

Folósofo dijo...

Excelente relato.
Yo también espero que Juan Carlos se haya encontrado con Dios.