octubre 25, 2011

MELANCHOLIA: Otra película sobre el fin del mundo, pero diferente.


Se puede decir cualquier cosa de Lars Von Trier, menos que hace las cosas al azar.

Melancholia, su última película, resulta ser una propuesta artística poderosa. Una visión muy aparte del cine de ciencia-ficción con una puesta en escena bastante intimista y existencialista a la vez de las ideas apocalípticas del fin del mundo que se han tratado en el cine.
Esta no es una película para verla comiendo pop corn y tomando soda, no.

Melancholia no se resuelve desde el inicio, a pesar de su prólogo inicial: una secuencia en cámara lenta nos muestra imágenes oníricas de la destrucción de la tierra al ser impactado por otro planeta más pequeño. Melancholia se resuelve paso a paso, a través de las dos partes en que el director divide su película.

Justine, la primera parte del filme, nos presenta una boda que se va deteriorando poco a poco al punto de no ser consumada, teniendo como protagonista a una joven atormentada por sus pensamientos inmediatos respecto a situaciones que rodean su existencia.



Debo anotar que la actuación de Kirsten Dunst merece un aplauso extra. Por primera vez su interpretación es totalmente creíble, y no lo digo por el desnudo incluido, sino porque su personaje es el catalizador de la idea principal en la película. Lars tiene la culpa de ello, sí.


Claire, la segunda parte del filme, presenta los sucesos post-boda y el preámbulo a la inminente catástrofe que se avecina a la tierra (hecho asumido desde el inicio) ahondando en los sentimientos de una de las protagonistas y en la reacción de quienes le rodean en ese momento. 
A diferencia de la primera parte donde se nos muestra una fiesta con mucha gente, en esta segunda parte, solo cuatro personas en una casa son perseguidas por la cámara.


Lars se aleja de a poco de las ideas más radicales de Dogma 95, y lo hace para bien, pues se permite a sí mismo experiementar, y en este caso, el uso de la música de Wegner para acentuar las imágenes le ha dado un buen resultado. Y aunque sigue rodando con cámara en mano, se nota el uso de rieles y trampolines en varias escenas.

La fotografía es impecable. Hermosa.

La recomendación a cualquier película de Lars es de no verla con horas de desvelo encima, ni después de una comida muy fuerte, no. Las películas de Lars deben verse con todos los sentidos abiertos.

Esta merecía aplauso y comentario.

Las bondades del internet le permiten a cualquiera que tenga paciencia encontrarse con esta joya.  Ver cine en una sala de cine siempre es lo mejor, pero hay cine, como este, que no llega a todas las salas de cine. Ni modo.


Os dejo el trailer por si se animan a buscarla.




1 comentario:

Luz dijo...

Habìa perdido las esperanzas de volver a amar a Von Trier pero leyendo esto, me animo; quizàs ya nunca va a ser lo mismo después de una que otra pelìcula pretenciosa y hecha a la carrera para alcanzar a llegar a ese maldito festival Cannes pero a ver.