abril 30, 2011

Abril terminó lloviendo

Abril terminó con una boda real (de esas que son irreales), con un santo en proceso, una declaración de guerra entre el yin y el yang del universo futbolístico (madrid vs barcelona, o viceversa), una profunda incertidumbre entre los nuevos profetas (economistas) sobre el dinero del futuro, una nueva pieza teatral llamada "desaparecerán dos partidos políticos salvadoreños" (comedia clásica) y con el disgusto que mañana, domingo, es asueto nacional pero no sirve porque es domingo, que a su vez es un día no laboral, y así...

Abril terminó lloviendo.

Ayer, mientras conversaba con mis amigos al ritmo de un café que se fue enfriando poco a poco, pensaba en cómo esta ciudad tan pequeña puede esconder tantos secretos, a pesar de las evidencias que se pueden aparecer mientras tomas el café con tus amigos. Y así, mientras hacía un croquis de todas las calles donde hay un poco de mi historia y deslizaba mis ojos por la falda negra de una musa (inesperada epifanía) de quien podría decir su nombre mas no su historia, sonreí, y no es que no sonría a diario, porque lo hago con frecuencia, sino que esta vez la risa fue hacia adentro, hacia el alma.

Abril, entonces, terminó con una historia, pero no esta historia, ni la del hombre alado que ha escrito algo al otro lado (como para nadie), sino esa increíble historia que siempre pasa desapercibida: la que no importa.

Haciendo cuentas, ese fue mi primer café después de muchos días (muchos) y la primera vez que estamos todos los involucrado en la escena a la hora exacta. Pero eso, eso, precisamente eso, también es parte de una de esas fantásticas historias que a nadie le interesan, como este post.

Abril terminó lloviendo, dije. Lloviendo a mares.

Ella, que no es la musa de falda negra, grita desde el teléfono, y cuelga, luego dice (escribe) que me ama. En mi guitarra no aparece la canción deseada, aunque ella, que no es la misma que grita, intenta acompañar mis notas, sin que la melodía aparezca. Y así la noche me deja solo, esperando el sueño, mientras le dijo a ella, que no es la musa ni la que grita ni la que canta, que mi nombre es muy parecido a ese que la ama, y hasta podría asegurar que soy yo, pero en otra psicodelia.

Y, a pesar del esfuerzo, la melodía se manifiesta solo en mi mente.

Abril termino, y este fue su sountrack:


No me quejo, aunque siento que abril me quedo debiendo.

1 comentario:

jonasan dijo...

Una tarde gris...una lluvia debil...recuerdos....ese ambiente de finales de abril me trajo una pelicula a la mente...una de la que no recuerdo bien toda su trama, pero que por alguna razon se me quedo grabada en el alma...Somewhere in time (En algun lugar del tiempo ó pidele al tiempo que vuelva)con Christopher Reeve...sera...que me recordó a mi musa.!