enero 31, 2011

Un poco de sal

La sal purifica. No sé exactamente a qué se refería la persona que dijo eso. En este rincón del planeta he escuchado por décadas decir que cuando uno "está salado" es que tiene mala suerte, y entonces es cuando la cosa de que "la sal purifica" pierde un poco el sentido. Sin embargo, para no estropearle la idea a ese genio, diré que si la sal purifica, el mar entonces es la mejor opción para purificarse.

Sí, bueno, fui al mar —aunque soy montaña— y algunos de mis pensamientos quedaron más puros que el agua de un coco.

Sentado en la arena viendo como mi hija intentaba con seriedad hacer un castillo de arena y viendo como en este país la cultura del bikini es algo que no se entiende, despejé un poco el tráfico de mi cerebro y por fin, después de muchos días, celebre que algunas de mis ideas se muestraran más claras que antes.

El mar tiene efectos en el ser humano: al amanecer, te cautiva; al tardecer, te transporta; de noche, te hipnotiza y durante el día te divierte. Claro, a veces se pone de dar miedo. Por eso siempre preferí la mar a el mar, por lo de poético y eso.

Estaba pensando en la mierda, en toda la mierda que vertimos a diario en el mar, sin descanso. Pensé estoy aquí nuevamente en esa puta piscina de mierda!

"Yo nunca he cagado en el mar", me dijo mi abuela. Los que le escuchamos reímos, más por su elocuencia que por las palabras. "Claro que usted caga en el mar", le dije. "Todos los días caga, y lo que caga viene a parar al mar", sentencié. Nadie río. Tal vez no soy muy elocuente.

Mi abuela se defendió de sus cagadas como pudo. "Bueno", dijo. "Yo cago, pero no directamente en el mar. Cuando llega la cochinada ya va disuelta y mezclada".

La mierda.

Mi hija entonces preguntó "Papi, ¿de dónde sacan la sal?. Y yo contesté "Del mar". Entonces, sin la intención de buscar una limpia astral o un nuevo teorema filosófico, me dí cuenta que el mar estaba purificando alguna de mis ideas. Las más recientes. Deje en la arena esos crocs que me hacen sentirme como médico bohemio y me fui a dar un baño en ese mar que todos los días recibe mierda de todo el mundo y siempre está regalándonos un paisaje, una canción, una sonrisa y la sal...

Entonces, allí, golpeado por las olas, pensé en todas esas veces que he tirado mierda a las cosas y a cambio me han dado sal.

El mundo cambio mucho o poco según se aprecie. Los que llegan tarde, siempre llegarán tarde. Los que llegan antes, siempre llegarán antes. Los que nunca están, nunca estuvieron y los que están nunca se irán, aun cuando no estén. Elegimos siempre un camino, y lo que no elegimos lo aceptamos o lo cambiamos, según nuestras posibilidades. Y esto no tiene nada que ver con eso del vaso medio lleno o medio vacío, no. Tiene que ver con eso de que no nos damos cuenta de nada porque nunca prestamos atención a lo esencial, lo importante.

Mi hija no terminó su castillo en la arena sino que decidió escribir mi nombre sobre ella... espero que el mar lo haya borrado antes que alguien lo pisoteara, y si no fue así, no tengo nada que reprocharle a nadie...

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