junio 29, 2009

¡Un día vi al sol ocultarse cuarenta y tres veces!


Nunca he entendido del todo al Principito, me refiero al personaje en sí, a la persona. El libro es fabuloso, no hay duda, pero hay algo en el Principito —como individuo— que no termina de cuadrarme.

Me parece raro que un tipo que se preocupa por cuidar que los Baobaos no destruyan su planeta, que no se fía de volcanes apagados, que es tan bueno para analizar —y descartar—a los habitantes de otros planetas con sólo una breve conversación, que no renuncia a una pregunta hasta darse por satisfecho, que no le teme en lo más mínismo a las serpientes, no pueda resolver sus asuntos con una rosa!

Claro, el libro y su lenguaje puramente metafórico y poético, da para más que esa simple presentación que he realizado de su protagonista.

No crean que me es fácil decir esto del personaje que da vida al que considero uno de los mejores cuentos jamás escrito, el más poético, el más profundo, el más sincero...

No, no me es fácil, nada fácil.

Sin embargo, durante mucho tiempo, he meditado acerca del comportamiento casi auto-destructivo del Principito.

Vive solo, lo cual lo hace sentirse triste. Su vida, monótona, lo hace sentirse triste, vacío. Disfruta los atardeceres cuando está triste porque lo hacen sentirse nostálgico. Nostálgico por estar solo.

Un día conoce una Rosa, la cuida, la proteje, pero ésta termina sofocándolo por lo que, el Principito, decide marcharse, dejar su planeta y emigrar a otros destinos.

En su viaje, conoce algunas personas a las cuales juzga de incomprensibles y hasta aburridas, sin embargo, llega a sentirse afín con una de ella, con la que más se identifica: un farolero.

Su destino final es el Planeta Tierra, justo en el Desierto del Sahara, donde conoce "otras rosas", un zorro, una serpiente y un aviador, y donde se dedica a extrañar a aquella Rosa que dejo abandonada en su planeta.

Triste, ¿no?

Casi podría decirse que El Principito es, en realidad, una Tragedia.

Un tipo que descubre el amor verdadero hasta que está lejos de quien ama, siéndole practicamente imposible volver a ella, entregándose —según él— a la única solución posible: la muerte.

¡Vaya final!

Le decía a un amigo hace poco que "no me gusta seguir el ejemplo del Principito". Un tipo que se receta cuarenta y tres atardeceres en una sola tarde no debe de estar del todo bien.

Y no es que estéticamente le gustaran los atardeceres sino que gusta del efecto que produce en él esa visión:

— Sabes, —dice el Principito— a uno le gustan los atardeceres cuando se siente verdaderamente triste.

Nostalgia. Nostalgia pura.

Creo que el Principito logró evitar hierbas malas, como los Baobaos —¡Niños! ¡Tengan cuidado con los baobabs!— pero nunca logró entender que, en ocasiones, entregarnos a los efectos producidos por ciertas sensaciones que nos parecen placenteras —en este caso la nostalgia— puede ser tan fatal como un Baobao en un planeta tan pequeño como el suyo.

Para los que creen que el Principito no muere en el libro, les reto a que se coloquen frente a una serpiente amarilla y se dejen morder rápidamente por ella.

Este hecho, —la muerte del principito— lo convierte en un suicida, pues él mismo acuerda con la serpiente el hecho.

Es entonces cuando dejo de entenderlo. Dejo de entender cómo alguien puede simplemente huir de sus problemas y luego sufrir episodios de nostalgia por ello hasta acabar víctima de sus efectos.

No. De haber sido ese aviador, le hubiera explicado al Principito que la nostalgia es buena, pero sólo cuando se pueden sacar cosas buenas de ella. Que "no hay que llorar por la leche derramada", que "lo que un día fue no será", que "sí se puede", que "cambia todo cambia", que "no hay camino sino que se hace al andat", en fin, le hubiera dicho tantas cosas.... aunque, por su forma de pensar y sentir —trastorno bipolar con episodios nostalgicos—, dudo mucho que me hubiera escuchado.

Pero, si hay alguien que lee, y que arranca baobaos de su planeta, tal vez un día encuentre una Flor que necesite agua, sol, sombra, viento, menos viento, más viento, más luz, menos luz, poco aire, mucha agua o poca agua, y se recuerde del Principito, por favor, evite pasar de tres puestas de sol en un día, y no repita la receta al día siguiente, ¡por favor, no!

La nostalgia sólo es buena cuando te hace humano, cuando te hace cantar el himno nacional en tierras lejanas, cuando te motiva a hacer una llamada y pedir perdón, cuando le das la razón a alguien por algo en lo que nunca se pusieron de acuerdo y en lo que estabas equivocado, cuando te hace dar un abraso sin palabras, cuando te recuerda que has sido amado y has amado... pero, cuando nos hace abandonarlo todo, incluso a los que más nos necesitan, debemos rapidamente cambiar de cuento o de canal, ¡o lo que sea!

Éste es para mí el más bello y el más triste paisaje del mundo. Aquí, un Principito atormentado, decidió escapar, por segunda vez, de todas las cosas que lo hacían sentirse triste...

No me lo tomen a mal, estimados lectores. Ya lo dije antes: ¡No saben lo difícil que es para mí escribir estas palabras!


***



4 comentarios:

JLO dijo...

buen post del prince... yo confieso q no lo lei entero pero lo re descubri por mi hija y hasta tengo la pelicula de los 70's q es muy buena...

salu2


pop life

Unknown dijo...

Bueno, amigo yo como admirador de semejante obra te diré:
¿La nostalgia? a veces es necesaria para vivir, para sentirse vivo. La nostalgia por lo que se tiene y lo que se tuvo..... Pero tienes razón hay que saber controlarla sino te mata.
Un poco revolucionario tu punto de vista.. pero muy bueno
Yo descubrí esta obra "sin conocerla" pero el dia que la "conocí" cobró vida cada palabra, antes sentía nostalgia por conocerla hoy por haberla dejado en el planeta con los boabs

Unknown dijo...

A mí siempre me dio la impresión que Antoine al ser medio piloto debió ser un tipo solito, vuelos y llegar a mundos extraños.

Y otra cosa... qué tal eso de sentirnos orgullosos por tener a la rosa que inspiró al principito como connacional? Uff... si la Rosa es como la Rosa... no me daría gusto conocerla.

DEARmente dijo...

@ JLO: Grcs! te recomiendo que leas el libro, es de un contenido muy profundo. Lo que he escrito aquí, sólo es una reacción a ciertas interpretaciones que otros conocidos hacen del personaje. Nada más.

@ Folósofo: Lo que he escrito es una opinión muy aparte del valor literario de la obra, quiero que te quede claro, por favor. Literariamente, la obra es exquisita. Lo mío es una clavazón de años con la forma de actuar de ese principito, nada más.

@ Aniuxa: Este libro demuestra que sí, él era un tipo solitario.

Cunsuelo Suncín murió 22 días después que me sacaron del viente de mi madre!!!